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A comprar zapatillas!

Cuando me mudé a Madrid, en el año 2011, me llevé una linda sorpresa el ver que en el portal vecino estaba " Menkes ".  Al pasar cada día veía zapatillas, mallots...que ganas de bailar!  Todo lo que veía en el escaparate me daba morriña pero no me animaba a cruzar esa barrera. En 2009 había sido mi ultima clase en A Coruña y fue la última vez que me había subido a un escenario. Fueron 9 minutos de coreografía que valieron meses de ensayo. Tiempo después encontré Madrid Dance Center y allí el maravillloso Ivan Barreto y al piano al maestro Jerónimo Maesso . Compré en "Menkes" unas media puntas de cuerina rosa, normalitas y les cosí el elástico como tantas otras veces hice en tantos años. Los sábados por la mañana comencé clases de ballet con Iván Barreto y no había en toda la semana ningún momento tan feliz. Llegar unos minutos antes y ver que Jerónimo estaba sentado al piano, tocando, riendo y saludando a los bailarines, mientras c
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Subirse a las puntas tras décadas

Cuando era pequeña (y no tan pequeña) nos poníamos algodón en los pies para protegernos un poco los dedos para subirnos a las puntas. Si había heridas, nos vendábamos.  Mi yo 2.0 descubre que ahora hay tantos accesorios que hacen el sufrimiento más llevadero! Se me ocurrió que también quería/necesitaba unos protectores y además me daría el lujo de pedirlos a Amazon y que me llegara a casa. Ahora tenía puntas vintage y punteras de silicona, o sea, puntas tuneadas! En clase de ballet con mi profesora Marta, las compañeras comienzan a hacer sus pinitos sobre una inmaculadas zapatillas de punta. Yo miro con ojos de melancolía, picardía, pensando que dolor de dedos!  Porque a mi las puntas siempre me dolieron un montón! Muchos recuerdos se me agolpan rápidamente y hacen cola o se empujan entre ellos en formato collage a saber: sacar las puntas del bolso, metidas en su bolsita de tela, las cintas enrolladas alrededor; vendarse los dedos, las ampollas y heridas;

Bailar después de los 40

Más de veinte años separan un par del otro pero están unidos ambos pares por la ilusión, el amor y la  pasión que siento por la danza. Hace un año me animé a volver a clases de ballet y me gustaría compartir este viaje de felicidad/realidad/dolor/gozo con ustedes :) Un desafío después de los 40! Las zapatillas más viejitas las compré en alguna tienda de ballet de las pocas que había en aquella época en Buenos Aires. No había Internet, no había productos online que llegaban de cualquier parte del mundo. Ibas a la tienda y allí tenías que elegir, como un tesoro, las zapatillas que llevarías durante mucho tiempo y que por su precio no eran fáciles de reemplazar! Las chicas con mucha fuerza en los pies les clavaban tachuelas en las suelas para reforzarlas, se acuerdan?! Las zapatillas más nuevas son unas Repetto, Julietta, una maravilla que pondría en una vitrina solo para mirarlas. La caja es alta y son anchas. Aún no les he puesto ni las cintas pero me subí en casa, inte